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HISTORIA DEL ARTE

Teotihuacana - Conceptualidad metafísica y estética

Desde unos cuatrocientos años antes de nuestra era, se fue consolidando en la meseta central de México, la evolución de un grupo aldeano y agrícola que conformaría, varios siglos después, la cultura teotihuacana. Es así que, por el 200 d.C.C. eclosiona como una de las más organizadas sociedades hegemónicas amerindias.

 

La expansión ideológica, mítica, política y comercial, de magnitud similar a la olmeca del milenio anterior, irradiada desde su capital Teotihuacan, produjo durante los primeros 700 años d.C. uno de los más profundos e inspirados niveles culturales de Mesoamérica.

Esta sociedad estructuró el primer estado teocrático de la primera gran ciudad de América, de acuerdo con un criterio propio de organización social y urbana, fusionando lo ceremonial y lo habitacional integrados al paisaje en un todo armónico.

Se realizó tan magna obra en la altiplanicie central mexicana desde el 100 a.C., eligiendo de acuerdo con su Geografía Sagrada, un determinado ámbito con una específica direccionalidad sur-norte, este-oeste, configurando la ciudad, como "Ombligo del Mundo", o "Centro Existencial Sagrado". Evidentemente, así lo interpretaron los aztecas al denominarla Teotihuacan: "Ciudad de los Dioses".

 

Urbanismo y arquitectura simbólica

En Teotihuacan se inicia un proceso sistematizado del diseño urbanístico civil, religioso y astronómico de características únicas en Amerindia. Como estado de severas instituciones, producto de una notoria madurez política, dogmática y administrativa, desarrolló un continuado crecimiento edilicio secular con absoluta coherencia arquitectónica, sólo comparable a los estados zapoteca o inca.

 

Al igual que en toda alta cultura amerindia, se ejerció una fuerte dictadura política y dogmática. No obstante, la enorme Fe de gobernantes y pueblo, motorizó aquella colosal fábrica.
Mucho antes de la era cristiana, se inician las enormes construcciones mítico-religiosas y astronómicas, inmanencias conceptuales de la razón de ser de esa teocracia.

 


En un comienzo, se diseñó un paradigmático centro de culto con varios sistemas templarios fundamentados en una ideología cósmica.

 

Se dividió la ciudad en un gran damero con "barrios", construyendo palacios para la oligarquía clerical, civil y militar y viviendas comunales para comerciantes, artesanos y campesinos.

La ciudad va rodeando paulatinamente al centro ceremonial.

 

 

 

La concepción del conjuntoes imponente y su austera sacralidad comunica un solemne hieratismo de Modo Estético Monumental y Estilo Purista de volición eternal.
El volumen de su masa y su espacialidad es colosal, horizontal y expansiva , diseñada para ser extensiva e itinerante.
Sus dos principales pirámides templos, metonimias de montañas sagradas, eplicitan el concepto Arquitectónico-escultórico, donde la mayor expresión morfoespacial es la exterior.

 

En síntesis, la ciudad se define por:

Una avenida de sur a norte, llamada "Calzada de los Muertos" de 40 m. de ancho, originalmente de 5 km. de largo, que vertébra la planta urbanística general y la divide en este y oeste. En su momento, tuvo otra avenida cruzando la actual, lo cual establecía una topografía de cuatro sectores.

Esto demuestra la intención de relacionar a Teotihuacan con una simbólica ideografía cósmica, ya que el cuatro comunica los sectores celestes, los puntos cardinales, las cuatro edades cosmogónicas, la Tierra, etc., según los principios generales de la mitología mesoamericana.

La Pirámide Templo "del Sol", de 220 X 225 m. de base y 63 m. de altura actual. Está levantada con cuatro basamentos talud sobre una antigua caverna natural, utilizada en la época aldeana como santuario. Su frente se dirige al oeste y posee cuatro secciones de escaleras que ascienden a la cúspide donde se hallaba el templo. Está probado que fue observatorio astronómico.

La Pirámide Templo de "la Luna", ubicada en el extremo norte de la calzada determina el cerramiento de ésta. Delante de ella una plaza rodeada de un Sistema Templario. Detrás, el sagrado Cerro Gordo "contempla" la ciudad desde su mítica presencia.

El "Templo de Quetzalcóatl", una gran plaza de 400 X 400 m. que configura un enorme Sistema Templario rodeado de quince santuarios menores, palacios sacerdotales y con dos pirámides templos centrales, dedicadas a Quetzalcóatl, "La Serpiente Emplumada", creador de la humanidad y a Tláloc, dios de la Lluvia.

El Monumentalismo, su colosal Modo Estético, declama la inmortalidad del dogma instituido, diseñado y construido con funcional urbanismo de autóctona morfología. Sobre aquel estricto planeamiento, crearon arquitecturas distribuidas extensivamente. Los vacíos itinerantes entre volúmenes participan al caminante de su espacialidad, de su Ser urbano.

 

Es entonces, cuando se capta la singular dialéctica del lenguaje

formal: los magestuosos plenos de sus pirámides y los vacíos de plazas y calzadas en armóniosa integración y equilibrio espacial. La horizontalidad, como cualidad de lo terrenal; la verticalidad como concepto de mística elevación.

Sendas concepciones establecen el trascendente contenidode la "Ciudad de los Dioses". Con similar temática de símbolismos mitológicos se realizaron los demás Géneros Plásticos. Se generalizó la pintura mural al fresco en los palacios, con imágenes de inmutables dioses.

Estas pinturas Intimistas, de singular esplendor ideográfico y plástico, conforman la sublimada y vehemente realidad mágica de la aristocracia gobernante.

Comunican, con esplendentes composiciones murales, una sagrada cosmogonía pletórica de entes, donde deidades y naturaleza son una unívoca entidad, cantando felices odas celestiales de un continuado himno a la Vida. No son una decoración mural sino la presencia sublimada y permanente de los dioses en el hábitat de los hombres. Porque aquella sociedad vivió así: devoción permanente en un ámbito saturado de ceremonias místicas.

 

La cerámica de profundo Intimismo, con diseños formales propios, fue soporte de ideografías míticas, esgrafiadas y/o pintadas al fresco sobre una capa de cal.

La escultura en piedra se destaca por sus Idealistas máscaras mortuorias, por relieves y dos enormes bloques líticos con imágenes de Tláloc, dios de la Lluvia y de Chalchiuhtlicue, diosa de Las Aguas Terrestres, además de infinidad de pequeñas figurillas votivas de cerámica encontradas en tumbas.

Nos legaron un pensamiento mágico apresado en la silente musicalidad de una arquitectura exuberante de realizaciones: lo Eternal transmutado en Arte.

Tal realidad social, plasmada como obra de culto dogmática, cosmovisiva, estética y ecuménica fue producto de su talentosa y secular existencia. Tal herencia ontológica desoculta e irradia aún hoy, con vigencia espectral, aquella pretérita magnificencia de los entes creados.

Teotihuacán es arquetipo de racionalidad y equilibrio. Recorrer este reservorio es percibir la sabiduría que implica crear una morfoespacialidad conceptual, cultística y habitacional, con una mística dedicada a la veneración de la Vida, en un transcurrir que se deseó eterno.

 

 

 

César Sondereguer

Titular de Cátedra Diseño y Arte Precolombino
FADU - Univeridad de Buenos Aires - Argentina
Fotografías del autor

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