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HISTORIA DEL ARTE

Chavín - Configuración dogmática y diseño metafísico

El templo y centro de culto de Chavín de Huantar, está ubicado a 3100 m. sobre el nivel del mar, en la sierra norte peruana. Fue enclavado entre los ríos Mosna y Huachecsa, de acuerdo con una concepción mítica referida a una Geografía Sagrada.

La idea de Geografía Sagrada que cada cultura concibió, significó percibir una topografía creyendo que su morfoespacialidad natural estaba cargada de significado mítico.

Por razones mágico-dogmáticas y mandato político se construyeron en dichos sitios elegidos, arquitecturas templarias destinadas a ser centros de cultos agrarios y cosmogónicos. Tales urbanismos transformaron lo perceptual dado en conceptual hecho e integrado al paisaje.

 

Centro ceremonial de Chavín de Huantar

Como cultura chavín presenta un misterioso origen y un transcurrir acaecido entre el 900 y el 200 a.C.

Sus ideólogos sintetizaron conceptos míticos más antiguos, los estructuraron en un dogma coherente y los difundieron.Como cultura-autor establecieron, por unos dos mil años, el pensar mítico-religioso más importante del territorio andino.

Luego de su ampliación, realizada por la mitad del primer milenio a.C., el templo se convierte en arquetipo de centro político, ceremonial y astronómico.

 

Difundió, con extraordinario éxito ecuménico panperuano, un dogma basado en el culto del jaguar, la serpiente y el águila harpía.

Su extendida influencia temporal como oráculo andino fue ideológicamente fundamental para las futuras culturas.

 

El felino, metonimia mítico-cósmica y deidad hegemónica de chavín, --de similar importancia que en las culturas olmeca, san Agustín y aguada-- es el Poder, causa del inicio de la Tierra y de sus Mantenimientos, identificado por numerosas culturas con la Tierra y su fuerza genésica, el Cielo, el Sol o la Lluvia.
Concebido como omnipotente protector fue el dios totémico agrario primordial, simbiotizado a menudo con la serpiente y el ave. Inspiró a chamanes y castas sacerdotales las diferentes teogonías amerindias, los ritos sacrificiales, propiciatorios e iniciáticos y trascendentes diseños proyectuales plasmados en los siete Géneros Plásticos amerindios: Arquitectura, Escultura, Cerámica, Dibujo, Pintura, Textilería y Orfebrería.

 

Planta de las galerías subterráneas

La obra de culto plástica. Arquitectura

 

La arquitectura del templo, fue de las primeras en Amerindia realizadas con bloques de piedra tallados ortogonalmente y colocados en hiladas, de mayor y menor altura, produciendo un dinámico ritmo murario.

Indica tempranamente un razonado criterio estético y un excelente artesanado constructivo que afincará como tradición en posteriores culturas.

 

 

 

El conjunto ceremonial está compuesto por volúmenes positivos: dos templos de construcción sucesiva ensamblados con dos plataformas laterales, y por vacíos negativos: una plaza redonda hundida para uso ritual y astronómico y una gran plaza ceremonial con desniveles, que se supone convocaba multitudes de peregrinos.

El portal de entrada al templo es simbólico. Posee dos columnas monolíticas cilíndricas, con un dintel conformado por dos piedras unidas: una blanca, otra negra: día-noche, dualidad de significado cósmico.

 

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Portal de entrada al Templo Tardío.

 

Ambas columnas, tienen incisiones que dibujan dos personajes humanoide-felínicos singulares.

El de la izquierda es macho y el de la derecha hembra, explicitando la dualidad: Masculino-Femenino = Vida.

Poseen alas que los relaciona con el Cielo y dos enormes y filosos cuchillos en sus manos.

A los sexos se los ha diseñado con una máscara felínica para el hombre y una vagina dentada para la mujer.

 

 

Así se concibieron los dioses, con magistral creación de conceptual y monstruosa presencia, cual terribles dadores de vida sedientos de sacrificios.

El portal del templo, expone sus presencias para veneración de los hombres, que rogarán durante siglos protección. En toda la iconografía chavín son numerosas las abstracciones de la tríada sagrada: felino, serpiente y ave fusionada con el hombre. La tetralogía, número mágico en Amerindia, evidencia la idea que los poderes cósmicos potenciaran al hombre si logra el éxtasis, condición sine qua non para transfigurarse en la deidad.

 

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Imagen en columnas

De ahí los ritos con alucinógenos y autosangrías en la América antigua. En el éxtasis y las visiones los chamanes, sacerdotes y reyes creían lograr la conexión fusionante con las deidades, considerándose divinizados y herederos de tales poderes.

Lo extraordinario de la creatividad proyectual de Chavín es la claridad expositiva para comunicar pensamientos metafísicos con diseños ideográficos. Este criterio de comunicación ideográfica, por medio de diseños conceptuales, tuvo excelentes logros en todas las altas culturas amerindias.

 

 

La escultura

En Chavín de Huantar la plástica mitológica se talló en piedra y se modeló y/o esgrafió sobre cerámica. Su Estilo morfológico fueron abstracciones de elementos figurativos, de barroco, expresionista y reiterado dramatismo. Se desarrolló un elaborado simbolismo visual signal-ideográfico que evidencia un secular proceso proyectual de rediseños estereotipados y compuestos modularmente.

El rediseño demuestra un continuado deseo de perfecionamiento visual con el objeto de explicitar cada vez más la idea plasmada: esto es patente en los cambios habidos entre las primeras abstracciones y las epigonales. Tales cambios, tendientes a pulir lo formal para su claridad semiótica en función de la comunicación dogmática, se evidencia en las estelas incisas de incipientes relieves. El rediseño para definir mejor un pensamiento visual con respecto a un pensar ideológico, se observa en el acervo de varias culturas: paracas, tiwanakota, teotihuacana, azteca, etc.

 

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El Lanzón

Subterráneamente, por casi toda la superficie tem-plaria, existen galerías donde se realizaban los ritos secretos a la deidad totémica principal: el jaguar- humanoide llamado "El Lanzón".

Es aquí, en esa hermética y perenne oscuridad, donde todavía se encuentra en su sitio original, el fantasmal monolito mirando hacia el este. Está ubicado en el centro del crucero de dos corredores perpendiculares, cuyos cuatro extremos señalan hacia los puntos cardinales, idea simbólica y abarcativa del "ombligo del Mundo" y de la superficie de la tierra. Es plausible interpretar que la construcción subterránea fue metonimia del Inframundo.

La escultura, incrustada entre suelo y techo, mide 4,60 m. y su forma longitudinal es el de un prisma triangular que semeja un enorme cuchillo cuyo filo mira al este.

En ella se ha tallado, con incisión y tenue bajo relieve, un personaje humanoide cuyo aspecto monstruoso se ha diseñado con ensambladas abstracciones signales de felino y ofidio. Su imponencia escultórica y mítica en una corporeidad plástica de función totémica, y plasmación de una metonimia cósmica causa del Poder, hacen del monumento un ente de sublimado diseño que explicita certeramente su omnipotencia superreal.

El tamaño del "Lanzón" hace deducir como se construyó el templo temprano: con un gran foso donde se colocó primero el monolito --unos seis metros bajo el nivel del suelo--, luego se fueron levantando las galerías y finalmente el basamento externo.

 

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Ceramio escultórico

 

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Cabeza clava

Estela Raimondi o Dios de los Cetros

 

Es uno de los últimos diseños de su máxima deidad. Muestra una depurada configuración relevante y un mayor barroquismo formal. Una vez más, la tetralogía integradora humanoide-felino-ave-serpiente presenta al dios y metonimia Creadora, percibida también como Mantenedora pues lleva la abstracción de la planta del maíz sobre el pecho y en otras partes de su corporeidad celestial.

Formalmente posee una estricta simetría axial hierática, donde lo eternal es inherente a su profunda conformación metafísica, otorgándole estabilidad y fundamento icónico.

Es uno de los más logrados diseños conceptuales amerindios, paradigma de una exhautiva elaboración estética con fusionados fundamentos cósmicos, mítico-religiosos y cosmogónicos.

El relieve es la cúspide del prolífico proceso intelectual y plástico que la casta sacerdotal y sus artistas, desarrollaron durante más de seiscientos años.

El acervo legado muestra un coherente sentido cosmovisivo.

El felino se plasmó en un principio simbiotizado con el caimán, luego con el ave, la serpiente, vegetales y el hombre. De esta manera, se conforma un ente referencial de los territorios y poderes cósmicos: Cielo-Lluvia, Tierra-Inframundo-Alimento. Tal es la idealidad que encierra un anhelo: pretende la relación armónica entre sus componentes para bien de la estabilidad terrestre y humana.

Se trataba de lograr, por medio de las prácticas ceremoniales, dicha armonía entre lo celestial y lo terrestre, protagonizada y propiciada por una deidad de atributos fundacionales y todopoderosos.

 

Ese deseo fue reflejado en toda la obra de las altas cuturas amerindias. Similar concepto dió origen en Mesoamérica al dios Quetzalcóatl, "La Serpiente Emplumada". Así, el ofidio = Tierra, más plumas = ave = Cielo visualmente fusionados, hegemonizaron los rituales junto a Tláloc, dios de la Lluvia.

Otras extraordinarias creaciones plásticas son las expresionistas cabezas-clavas. Formalmente, muestran la visión alucinada de un escultor que, bajos los efectos de una droga, talla rostros de chamanes con ojos desorbitados frente a misterios ominosos.

 

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Estela Raimondi

Tales cabezas fueron empotradas en los muros exteriores del templo: semejantes a alienados centinelas del espanto, enfrentando el misterio vida-muerte, que las subterráneas ceremonias rituales conjuraban.

La sustancia expresiva de las obras, realizadas con un lenguaje plástico desmesurado, rotundo y trágico, muestran la reiterada imagen de un chamán siempre con distinta morfología. Algunos rostros muestran como les chorrean mucosidades, producto de la irritación nasal que la droga produce.

El impacto conmovedor que es la plástica del templo de Chavín de Huantar, fue implantado en su momento histórico con inmarcesible sacralidad, elaborando una otredad de raigal metafísica. Lo felino-signal, como síntesis del jaguar-metonimia, se aprehende creadora de una neonata criatura mítica que diera sentido esperanzado a la cotidiana realidad aterradora, pletórica de fuerzas indomables y cataclismos depredadores.

 

 

En Chavín se desarrolló un magistral arte sacro similar al olmeca, aferrado a una creatividad de persistente simbología de protección agraria. Lo sublime del diseño adquiere dimensiones de epopeya formal, expuesta con un trágico corpus poético. Tal voluntad, místico-fáctica, por crear una obra de culto plástica y ecuménica, instituida políticamente en el momento fundacional del dogmatismo andino, apuntó a lograr un summum bonum, el bien supremo: una corporeidad esencial, una Deidad Emblemática para sus comunidades contemporáneas y futuras.

Tal imagen era para su mágico pensar, el Dios mismo y no una representación. En toda Amerindiafue una de las mayores preocupaciones de las altas culturas: una vez consagrada, era la presentación del dios y no su representación. Por las evidencias arqueológicas, históricas y artísticas, semejante proyecto triunfó y todavía tiene vigencia para muchas comunidades indígenas.

Para mayor información ver del autor Arte Cósmico Amerindio Corregidor Buenos Aires 1999./ Pensando Amerindia - Ensayos Ediciones GeKa Buenos Aires 2003.

 

César Sondereguer

Titular de Cátedra Diseño y Arte Precolombino
FADU - Univeridad de Buenos Aires - Argentina
Fotografías del autor

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