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GRANDES PINTORES

Leonardo da Vinci (1452-1519)

La Virgen del Clavel (1478)

 

En 1452 nace en Vinci, Leonardo, hijo ilegítimo del notario Ser Piero y de una tal Caterina. Cuando su padre se muda a Florencia, el joven, de diecisiete años, ingresa en el taller de Verrocchio, donde se destaca de sus condiscípulos por su rango social, por una mayor cultura y por su innegable encanto personal, aparte, naturalmente, de sus indiscutibles cualidades pictóricas, que inspiraron en Vasari la leyenda de la irritación de Verrocchio, el cual "nunca más quiso tocar los colores" cuando el alumno lo superó en la figura del ángel de El Bautismo de Cristo. En 1472 se halla inscripto en la Compañía de los pintores de Florencia; cuatro años después es acusado por la vigilancia nocturna de conducta inmoral, pero es absuelto en segunda instancia; en 1481 los frailes del Convento de San Donato en Scopeto le encargan un retablo para la iglesia de su convento, La Adoración de los Magos, que quedó sin terminar a causa de su partida hacia Milán.

Por mediación de Lorenzo el Magnífico, Leonardo llega a la corte de Ludovico el Moro, para ofrecer al señor de Milán una lira "che unico era (Leonardo) in sonare tale extrumento" (Anónimo Gaddiano). Luego de cumplir su misión, Leonardo se queda en Lombardía después de ofrecer sus servicios a Ludovico el Moro, en una carta contenida en el Codice Atlantico que actualmente se considera auténtica aunque no precisamente autógrafa, en la que se describen todas las áreas en las que el maestro podría ser útilmente empleado: ingeniero militar, estratega, constructor de armas, y, en tiempos de paz, "compositor" de edificios, ingeniero hidráulico, pintor y escultor.

 

La Dama del Armiño(1490)

 

En Lombardía, a fines del Cuatrocientos, Leonardo desarrolla una intensa actividad; se ocupa de problemas de arquitectura relativos al cimborrio de la Catedral de Milán, a la Catedral y al Castillo de Pavía, pinta la Virgen de las rocas y La Cena de Santa María delle Grazie; diseña vestimentas para los asistentes a las fiestas cortesanas y en ellas oficia de "director artístico", como en aquella famosa "Fiesta del Paraíso" representada en el Castillo el 13 de enero de 1490.

En 1499 Ludovico el Moro huye ante el acoso de las tropas francesas, mientras los honderos gascones de Luis XII hacen blanco de sus tiros al modelo de la estatua ecuestre de Francisco Sforza que Leonardo había esbozado.

En breve lapso, Leonardo también abandona Milán, a pesar del evidente y benévolo trato que le dispensan las autoridades francesas. Así empieza su peregrinación: se dirige a Mantua, junto a Isabel de Este, de cuyo retrato hizo un boceto que nunca llegará a ser trasladado a la tela.

Reside un breve tiempo en Venecia, donde le solicitan opinión respecto de las fortificaciones de la frontera oriental amenazadas por los turcos; por último regresa a Florencia -donde había estado también en 1495 y 1499- como consejero de arquitectura. Durante la estada florentina de 1501 dibuja el cartón para el Retablo de Santa Ana -La Virgen, Santa Ana y el Niño- de la Santissima Annunziata.

En Romaña se desempeña como ingeniero militar de César Borgia desde 1502 hasta 1503, pero al morir el Papa Alejandro VI termina la buena suerte del Duque de Valentinois, y Leonardo regresa a Florencia en 1503, donde reside en forma estable hasta 1506. La República Florentina le encarga el gran fresco de La Batalla de Anghiari que será ubicado en una de las paredes de la Sala del Gran Consejo del Palazzo della Signoria, opuesta a La Batalla de Cascina de Miguel Angel. Leonardo todavía experimenta una novedad técnica, y el fresco comienza a deteriorarse de inmediato, hasta perderse definitivamente en pocos años. En esa época comienza el retrato de La Gioconda, que nunca entregará a quien se lo encargó y que llevará consigo a Francia junto con sus pertenencias predilectas.

 

La última cena (1495-1498)

 

En mayo de 1506 pide a la República Florentina un permiso transitorio para regresar a Milán a resolver asuntos que quedaron a la espera de solución desde su precipitada partida de 1499 -poco antes de ésta, como recompensa por sus servicios, el Duque le había donado una viña en los alrededores de Porta Ludovica, y además aún quedaba sin resolver un pleito con los monjes de San Francisco por la tela de La Virgen de las rocas- y desde ese momento sus estancias florentinas fueron cada vez más breves y espaciadas.

En Milán se comunica nuevamente con los franceses y precisamente el gobernador de Milán, Carlos de Amboise, solicita la prórroga del permiso de Leonardo a la República Florentina, pedido que al poco tiempo fue reiterado por el rey de Francia.

Entre 1507 y 1508 está en Florencia para ordenar con sus hermanos problemas relativos a la herencia paterna, luego pasa varios años en Milán con el título de "peintre et ingénieur ordinaire" con remuneración fija, y se ocupa libremente de sus estudios científicos y de sus proyectos de ingeniería como el de la regulación del curso del Adda.

 

Anunciación (1472-1475)

 

Con la recuperación del poder de los Sforza en 1512, Leonardo se ve obligado ahora, ya "comprometido" con los franceses, a abandonar una vez más Milán, y desde 1513 hasta 1516 permanece en Roma, alojado en el Palazzo del Belvedere, protegido por Julián de Médicis, hermano del papa León X.

 

Pero la confrontación con Miguel Angel y Rafael -mucho menores que él, que en aquel momento se encontraban en Roma- era inevitable. El ambiente no era ya el de Milán, donde se consideraba a Leonardo como el maestro indiscutido. Y así, muerto su protector, Leonardo acepta la invitación de sus amigos franceses, y en 1516 deja para siempre Italia, acompañado por su fiel discípulo Melzi, y se traslada al Castillo de Cloux, cerca de Amboise, llevando consigo las pinturas más estimadas, los dibujos y los manuscritos que deja en herencia a su alumno predilecto. Muere el 2 de mayo de 1519 y es sepultado, según su voluntad, en el claustro del Convento de San Florentino en Amboise; pero sus restos serán dispersados en la violación de dicho claustro realizada por los hugonotes durante las guerras de religión.

 

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