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GRANDES PINTORES

Lukas Cranach (1472-1553)

Judith con la cabeza de Holofernes

 

Lukas Cranach nace en Kronach, un pueblo de Franconia del cual deriva su apellido, en 1472. Cumple su aprendizaje en el taller de su padre, Hans, un oscuro pintor y grabador con quien, presumiblemente, trabaja hasta fines del siglo XV.
Se ignoran las alternativas de su primera juventud, así como el recorrido de los viajes que realiza antes de establecerse en Viena a comienzos del nuevo siglo.
Las primeras obras de Cranach llegadas a nosotros - que son de los años transcurridos en Viena- resultan tanto más asombrosas por su altura poética y por su madurez estilística cuanto que carecemos de testimonios de la precedente actividad del pintor.
Tal vez en la capital austríaca Lukas se casa con Barbara Breughier, hija del burgomaestre de Cotha, pero ya a fines de 1504 se traslada a Wittemberg, al servicio del elector de Sajonia, Federico el Sabio.

 

Durante toda su vida será el pintor de palacio de los duques de Wittemberg, siguiéndolos fielmente en las buenas y en las malas -son los años de la Reforma y de las guerras religiosas entre los duques y el Imperio-, sirviendo, después de la muerte de Federico el Sabio (1525), a Juan el Constante y por último a Juan Federico el Magnánimo.

Precisamente por voluntad de Federico el Sabio, Cranach realiza en 1508-1509 un viaje por los Países Bajos, tal vez también con misión diplomática pero, de todos modos, esencial en la historia de la trayectoria artística del pintor porque le permite conocer directamente los textos de la pintura holandesa contemporánea.

 

Cristo y los adulteros (1532). Oleo s/madera 82,5 x 121 cm

 

A su regreso a Wittemberg, Federico le confiere un título nobiliario y un blasón -la pequeña serpiente alada- con el cual Cranach marca desde entonces toda su producción pictórica, que en esos años se hace cada vez más variada y copiosa, y le procura al artista una gran notoriedad, tanto en los ambientes religiosos como en los laicos nobles y burgueses.

Hacia fines de la segunda década Cranach traba amistad con Lutero, el ex monje agustiniano, predicador en Wittemberg desde 1508, y desde 1512 profesor de teología que a partir de esos año comienza su lucha.

 

Después del "escándalo" de las noventa y cinco tesis, ostensiblemente colgadas en las puertas de la iglesia de Witlemberg, con la Dieta de Worms (1520) se produce la primera condena oficial, que Lutero comunica a Cranach en una carta afectuosa pero desesperanzada.

Los dos hombres, aunque tan distintos en intereses, modo de vida y naturaleza -es difícil pensar en el ardor apasionado y místico del joven Lutero junto a la tranquilidad burguesa del pintor- durante mucho tiempo están cerca. Cranach pinta muchísimo para Lutero y para la nueva fe, pero ya la pintura es solo uno de los tantos intereses (no el único) de este hombre cada vez más ocupado en las actividades públicas y en el comercio.

La compra de una farmacia (1522) y posteriormente de una estampería y de una hostería lo hizo riquísimo, y la actividad política -desde 1520 es senador (con intermitencias) y burgomaestre desde 1537 hasta 1544- lo sustraen cada vez más de sus compromisos artísticos.

Los encargos, siempre en grandes cantidades, son asumidos casi totalmente por los ayudantes de su taller, en especial por sus hijos Hans y Lukas, que siguen dócilmente, y sin genialidades, el estilo del padre, al punto de que es difícil distinguir los aportes personales de las intervenciones, por otra parte ya poco importantes, de Cranach padre.

 

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