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GRANDES PINTORES

Jean Auguste Dominique Ingres (1780-1867)

Jean Auguste Dominique Ingres nació en Montauban (Tolosa) el 29 de agosto de 1780. A los diez años recibió de su padre, escultor adornista, las primeras enseñanzas: de 1789 data su primer dibujo, la copia del calco de un busto clásico.

 

El sueño de Osián (1813)

 

En 1791 es admitido en la Academia de Tolosa donde el pintor Rogues, el paisajista Briant y el escultor Vigan son sus maestros. Simultáneamente estudia música con la suficiente eficiencia como para ser segundo violín en la orquesta municipal logrando así, a los catorce años, cierta independencia económica.

 

Alentado por sus maestros, convencidos de las aptitudes del joven, Ingres abandona la Francia meridional en 1797 y se dirige a París, donde es alumno de David. Sensible a las orientaciones de la escuela de David el adolescente es alcanzado por el gusto helenizante y arcaizante del ambiente.

La obra con que en 1801 obtendrá el "Grand Prix de Rome" representa, en efecto, la llegada de los enviados de Agamenón a la tienda de Aquiles.

 

Mientras espera el momento de realizar el viaje a Roma, que por dificultades económicas del gobierno será postergado cinco años, Ingres se presenta en el Salón por vez primera en 1802 con un retrato femenino y más tarde en 1806 con aquel Napoleón I en el trono imperial que fue objeto de un asombro nada benévolo de la crítica oficial. En 1804 Bonaparte le encargó un retrato en figura de Primer Cónsul para donar a la ciudad de Lieja. Este primer indicio de consideración oficial coincide también con el primer gran retrato ejecutado por Ingres e inicia así el camino hacia aquella extraordinaria galería de imágenes que sin embargo el artista consideraba sobre todo como medio de subsistencia, en cuyo comienzo encontramos ya obras de arte absolutas como los retratos de Philibert Riviére, de Mme. Riviére, de Mlle. Riviére (1806) de Granet y de Mme. Devauçay (1807).

 

Retrato de Louis François Bertin (1832)

 

En octubre de 1806 llega a Roma donde será huésped en Villa Medici hasta 1810. Rafael y el "Quattrocento" italiano orientarán con mayor precisión sus elecciones y su estilo; estos años son los más creativos (desnudos, paisajes, dibujos, retratos, cuadros históricos) y decisivos de su producción.

Pero las obras pintadas en Italia no agradan en París e Ingres, amargado, resuelve quedarse en Roma donde permanece hasta 1820. En 1814 el pintor, que se había casado el año anterior con Madeleine Chapelle, trae a Nápoles Carolina Bonaparte y la familia Murat, participa en el Salón con Rafael y la Fornarina, Don Pedro de Toledo y otras obras que también fueron recibidas desfavorablemente por la crítica.

 

 

En 1820, aconsejado por el escultor Lorenzo Bartolini, se traslada a Florencia donde trabaja en El Voto de Luis XIII ordenado por la Catedral de Montauban y expuesto en el Salón de 1824 al que concurre con un nutrido grupo de telas. El mismo año, al conocer el cambio de actitud con respecto a su obra, regresa a París. En este momento comienza la buena suerte de Ingres aunque ello se debe a la errónea creencia de que su pintura es de inspiración literaria.

 

Retrato de la baronesa James de Rothschild (1848), 97 x 137 cm

 

En 1825 es elegido miembro de la Academia de Bellas Artes y en 1829 se lo designa profesor en la Escuela de Bellas Artes en lugar de Regnault. Extremadamente susceptible, otra vez irritado por la tibia acogida a su Martirio de S. Sinforiano en el que había trabajado durante diez años, en 1834 solicita y obtiene la dirección de la Academia de Francia en Roma donde desde 7835 a 1841, regirá el instituto de manera ejemplar.

 

Esta actividad le deja escaso margen para su pintura: La odalisca con la esclava, La Virgen con la Hostia, Antíoco y Estratonice, son las únicas tres obras realizadas en esos años. A su regreso, París lo recibe con festejos de toda índole, con reconocimientos y cargos.

 

En 1851 realiza dos admirables retratos (Mme. Moitessier y Mme. Gonse); en 1853 la Prefectura parisiense le encarga el techo para el Salón del Emperador en el Hotel de Ville.

Ingres elige como tema La apoteosis de Napoleón I. La obra alcanzó gran éxito, pero fue destruida por un incendio en 1871.

En 1855 Ingres que desde 1834 no había Vuelto a participar en muestras oficiales, expuso cuarenta y tres obras en la sección artística de la Exposición Universal. Junto a los cuadros, presentó veinticinco cartones para los vitrales de la capilla de Dreux y de la capilla de San Fernando en Neuilly. Al año siguiente pertenece un gran cuadro, La fuente del Louvre (en el que había trabajado desde sus años de Florencia). Electo senador en 1862 da término al Cristo entre los doctores que le había ordenado Luis Felipe. Como prueba de la vitalidad de su tan avanzada edad nos quedan tres autorretratos para agregar a los que caracterizaron su edad juvenil.

 

Pero antes de esta documentación extrema, en 1863, a los ochenta y tres años había pintado el gran "tondo" del Baño turco en el que en una especie de triunfo final se componen los desnudos estudiados, dibujados, pintados por Ingres durante su existencia. Ingres muere el 14 de enero de 1867 dejando sus obras a la ciudad de Montauban por disposición testamentaria. Pocas semanas después de su muerte, en la Escuela de Bellas Artes, una grandísima muestra de casi seiscientas obras conmemoraba al artista desaparecido.

 

 

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