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NOTAS

Remedios Varo (1908-1963)

Si las fórmulas mágicas y el mundo de los sueños, que abre las puertas al trasmundo donde las metáforas se encarnan Ilenando el paisaje de esos sueños, si esas fórmulas estuvieran en manos de una sola hada, ella se Ilamaría Remedios Varo.

Diez años más joven que el pintor belga René Magritte; con él se reparten en estilos y propuestas diversas, el acto de pintar una dimensión secreta y mágica. En Remedios Varo, se trata de mundos pretéritos fuera del tiempo, territorios ocultos e ignotos poblados de hechiceros. Utopías desconcertantes de filósofos y astrólogos que quizá nunca han existido.

 

En Magritte, por el contrario, se trata de un mundo cotidiano pero que ha trastocado el orden lógico de causa y efecto. Territorio donde los objetos y herramientas de todos los días, han sufrido un brusco cambio de escala: Flores y manzanas que crecen dentro de habitaciones amenazando hacerlas estallar. Mutaciones donde los motivos pintados contra la realidad allí representada "recortan" con su ambivalencia la posibilidad real de lo que estamos percibiendo.

En ambos casos, nos encontramos frente a una pintura que a primera vista nos puede engañar aparentando seguir algún orden de simbologías o alegorías complicadas, cuando en realidad se trata, nada más y nada menos, que de las encarnaciones visuales de dos imaginarios poéticos que prefirieron las imágenes visuales a las de las palabras:Poesía visual. De esto se trata en ambos artistas.

 

Fenómeno (1962) - Varo

 

La labor artistica de Remedios Varo no es abundante, no supera las 150 obras, pero fue de esas artistas que supo fascinar y seducir a los más indiferentes, al extremo de vender rápidamente toda su obra en vida y a la vez tenía ya señadas, muchas pinturas y bosquejos antes de ser terminados.

Nace en Anglés, pequeño pueblo de Gerona, en la región de Cataluña, España. Su infancia transcurre de un lugar a otro acompañando a su padre que era ingeniero hidráulico.

Recorre no solo España sino también Marruecos en varias oportunidades. Sus primeros años escolares transcurren en el convento de las Carmelitas Descalzas.

Por un tríptico que pintó muchos años después, podemos deducir, que aquellos fueron años duros donde la rígida disciplina no congeniaba con el espíritu inquieto de Remedios

 

No se cansaba de contar que en aquella época dibujaba mucho y para que las religiosas no descubrieran su actividad, escondía los dibujos bajo una gran laja en su propio dormitorio.

Después de mucho trabajo, idas y venidas, estudia artes plásticas en España, luego viaja a su soñado París donde se conecta con los surrealistas, ámbito que le permite identificar sus propias búsquedas y madurar un personalísimo perfil que encontrará su estilo definitivo en México, país en el que se encuentra plenamente identificada como pintora mexicana.

 

Creación de las Aves (1959) - Varo

 

Su método de trabajo consistía en imaginar hasta el último detalle del cuadro que iba a pintar. Hacía luego dibujos muy minuciosos de lo imaginado complementando esas ideas con datos muy concretos de diccionarios y enciclopedias. Después calcaba los dibujos sobre una tabla de madera preparada con blanco de cerusa. La técnica pictórica de Remedios consistía en la sobreposición de capas tras capas de colores translúcidos (veladuras) con aceites secativos (aceite de amapola) concretando así sus paisajes oníricos donde aparece a menudo la idea de la música como metáfora alquímica o clave para construir el puente hacia lo desconocido, como podemos apreciar en El Flautista, Música solar, Creación del mundo o microcosmos.

En muchos casos, los personajes de sus cuadros parecen sacados de una miniatura medieval. Ora son trovadores locos, ora alquimistas de la música o capitanes de naves estrafalarias como las del Bosco qué se mueven a través de hélices imposibles. Allí están las selvas doradas atravesadas por los rayos del sol que son un diapasón donde algún místico puede cantar sus visiones celestiales. Allí también están las arquitecturas de su inspiración que nos hacen revivir Ios templos y palacios pintados por Piero de la Francesca o el Giotto.

En casi todas las obras más importantes, es decir, las producidas en México, la factura del dibujo y la terminación de cada detalle, nos remite de alguna manera a la increíble perfección de las tablas de los maestros flamencos. Pero lo más destacable es que cada pintura de Remedios Varo, va más allá del soporte pintado, para ser una ventana mística de iniciación hacia el imaginario más precioso y recóndito de nuestro corazón.

Remedios Varo murió en 1963 a los 55 años; cuatro años antes que Magritte. Su cuerpo que quedó en México, está enterrado junto a un perfumado eucalipto. Quizá a través de ese árbol, el alma de Remedios salga a recorrer, como un ángel redentor, los humildes pueblos Méxicanos.

Victor Dabove

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